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Trascendencia de la Revolución de Abril de 1952

Escribe: Mario Alfonso Ibáñez M.

Publicado en El Diario 

Revolucionarios de "Café Concert" y socialistas con ínfulas de libertadores hoy pretenden suplantar a quienes dieron su vida, sufrieron destierros y confinamientos o impulsaron con sus ideas, en momentos cruciales, cambios substanciales para transformar el status social, económico y político del país, de un sistema colonial y feudal a otro de justicia, equidad y autoestima nacional. Estos noveles aprendices de lo que significa la izquierda en política, pretenden asumir rectoría de conquistas que ya han calado hondo en las pulsaciones populares del continente, por haberse materializado cuando la metralla en las calles y la tortura en las cárceles eran los instrumentos contundentes del imperialismo y de la oligarquía para acallar conciencias.

La Revolución de Abril del 52, sus tres días de lucha y sus heroicos actores, debieran ser permanentemente recordados para entender con claridad meridiana que la descolonización, la defensa de nuestras riquezas terrígenas, la liquidación de la discriminación racial, el acceso a la educación sin diferencia alguna y el voto universal que hace ciudadanos a los bolivianos de las áreas rurales y de las ciudades, fueron alcanzados por la Revolución de Abril del 52, sobre cientos de mártires ultrajados en el confinamiento, en el exilio, en las cárceles o muertos en las calles antes y durante aquellos tres días de lucha revolucionaria.

En esta Bolivia, mártir desde su nacimiento por obra de encharretados ambiciosos, jueces prevaricadores y políticos venales, se fortaleció el "Super Estado Minero" constituido por la "Patiño & Enterprice", la "Compagnie Aramayo Mines" y la "Mauricio Hochschild", los que en complicidad con los "Trust" internacionales, jugaban a los dados la túnica sagrada de la República, tenían licencia de fabricar presidentes y voltear gabinetes de un solo plumazo. La llamada "Gran Minería" introdujo el Imperio del fraude y la costumbre de engañar al Fisco. Por su desmedido afán de lucro, miles de bolivianos salían de las minas convertidos en cadáveres ambulantes. Tuvo el permiso para hacer de Bolivia un país monoproductor y extremadamente dependiente. Por estas razones el gobierno de la Revolución de Abril nacionalizó las minas el 31 de octubre de 1952, pero lo hizo con capacidad y sentido común irrefutables, sin engaños bajo la mesa.

La oligarquía y el feudalismo de aquel entonces para establecer su tutoría también tenían por instrumento el "Voto Calificado", y así aproximadamente el 90% de la población, es decir campesinos y mujeres, no tenía derecho a sufragar en elecciones. No tenían derecho al voto quienes no sabían leer ni escribir. Soldadas a estas restricciones estaban la explotación y la discriminación, como el pongueaje y el mitanaje. El gobierno de la Revolución de Abril sepultó este cúmulo de abusos y dictó el Decreto del Voto Universal el 21 de julio de 1952.

Paralelamente a estas reivindicaciones, el gobierno de la Revolución Nacional firmó la Ley de Reforma Agraria el 2 de Agosto de 1953, para terminar con el latifundio y la explotación del campesino y así la lucha antifeudal y la servidumbre esclavista concluían bajo la autoría de los documentos elaborados por el Dr. Hernán Siles Zuazo.

Más todavía, la victoria nacional de Abril abarcó también la Educación y así el 20 de enero de 1955 se incorporó a todos los bolivianos en edad escolar a la educación regular sin discriminación alguna, con masivas propuestas de alfabetización en áreas rurales, pasando de esta manera "de una educación de castas a una educación de masas". Entonces, ¿de qué descolonización en la educación se está hablando?

Pero esta relación de hechos no estaría completa si es que no se consignara el nombre del Dr. Hernán Siles Zuazo como artífice intelectual y material de la Revolución de Abril. No se puede ignorar que en la misma noche del día nueve, llamada también "La Noche de la Tradición", cuando el Gral. Torrez Ortiz con sus fuerzas bélicas muy superiores en número y en armas a las de los revolucionarios desde El Alto de La Paz mediante un "ultimatum" demandaba una rendición incondicional, el Dr. Siles Zuazo con un estruendoso y vibrante: "Compañeros, ahora o nunca", instruía a un heroico grupo de dirigentes del Comando Único Revolucionario reunido en la Universidad Mayor de "San Andrés" continuar la lucha, hasta que finalmente así tonificadas las fuerzas revolucionarias alcanzaron la victoria el Viernes Santo, 11 de Abril de 1952. Tampoco se puede ignorar a las fuerzas obreras y mineros de Milluni, quienes a la cabeza de Juan Lechín Oquendo se constituían en forjadores de la gesta gloriosa de Abril.

Que aquella revolución no haya tenido continuidad en el tiempo, es otra cosa. Ella fue desnaturalizada como producto de una pugna de intereses y apetencias de Poder generadas por neo-movimientistas incrustados en los gobiernos del Dr. Víctor Paz Estenssoro, así como de muchos dirigentes de la COB, diestros para crear conflictos sociales a fin de alcanzar prebendas, lo que dio lugar a denuncias formuladas por la Juventud del MNR a la cabeza del Dr. Mario V. Guzmán Galarza, posteriormente de los Dres. Hernán Siles Zuazo y Walter Guevara Arze hasta motivar su alejamiento del MNR.

Falsos escribas y demagogos de oficio en función de gobierno no nos harán creer ahora que ellos son los verdaderos protagonistas de algo que ya se liquidó en una lucha sangrienta de tres días y no en la comodidad de la democracia que el Dr. Hernán Siles Zuazo entregó al pueblo boliviano el 10 de octubre de 1982, pero que algunos predicadores de plazuela en función de gobierno y agitadores de oficio para su propio beneficio, la utilizan arbitraria y discrecionalmente.


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